¿Sabías que las personas pesimistas tienen ocho veces más posibilidades de deprimirse cuando se presentan contratiempos, rinden menos en los estudios, en los deportes y en la mayoría de los trabajos, tienen peor estado de salud, de una vida más corta y mantienen relaciones interpersonales más inestables?
Las personas felices son más sociables, y existe motivo para pensar que su felicidad se debe a un alto nivel de socialización satisfactoria. Los aspectos positivos de la experiencia humana, tienden a fortalecer aquellos factores que permiten prosperar a los individuos, comunidades y sociedades, para mejorar la calidad de vida y también prevenir las patologías que surgen de condiciones de vida adversas.
El optimismo es una de las fortalezas que proporciona mayor bienestar, lo cual se relaciona con las expectativas que las personas tienen acerca del futuro, es una disposición o creencia estable y generalizada de que ocurrirán cosas positivas. La psicología positiva la podríamos definir como el estudio científico de las experiencias positivas, los rasgos individuales positivos, aspectos que facilitan su desarrollo y que ayudan a mejorar la calidad de vida de los individuos, mientras previene o reduce la incidencia psicopatológica.
Las emociones negativas y en la debilidad humana en general, con una ausencia de estrategias de afrontamiento dan lugar a conductas patógenas, una indefensión aprendida que la convierte en patológica. El sentimiento de felicidad o bienestar duradero es bastante estable en las personas relativamente independiente del ambiente en el que se vive pudiéndose modificar por circunstancias específicas, pero que luego se restablece.
Un factor importante es la personalidad o temperamento, un rasgo que es uno de los predictores más importantes de los niveles de experiencias positivas que una persona sentirá. Las fortalezas son rasgos o características psicológicas que se presentan en situaciones distintas a través del tiempo, y sus consecuencias suelen ser positivas.
La práctica de conductas y actitudes positivas u optimistas provoca emociones positivas auténticas que actúan como barreras contra la enfermedad, el estrés o la depresión. Los individuos pueden fortalecer intencionalmente su capacidad para experimentar y maximizar emociones positivas, lo que, se ha demostrado, mejora la salud física, emocional y social.
Existen múltiples investigaciones en donde se ha corroborado que el optimismo o actitud positiva tiene efectos favorables sobre el curso de una enfermedad, aumenta la supervivencia en pacientes terminales e incide sobre la percepción de bienestar y salud en general. Así mismo, se ha observado que las personas con serios problemas de salud que presentan una percepción optimista de la enfermedad tienen una vida más prolongada, y reportan mejor calidad de vida que aquellos que asumen su condición de manera pesimista.
Acorde con lo anterior, las personas pesimistas presentan mayor deterioro en su estado de salud y bienestar, mientras que la orientación optimista se asocia con resistencia a la enfermedad y resultados más favorables en la evaluación de su salud. Las personas felices tienen mayor probabilidad de ver las circunstancias de la vida con mayor optimismo, de manera que refuerzan y promueven su bienestar, esperan resultados positivos en el futuro, tienen un sentido de control sobre el resultado de sus acciones y confían más en sus habilidades y destrezas personales.
Cuando las personas experimentan sentimientos positivos, se modifica el pensamiento y la ejecución sobre la acción, optimizando la respuesta física, psicológica y social. El optimismo implica un sentido de control personal así como la habilidad para encontrar sentido a las experiencias de la vida y se asocia a una mejor salud mental.
“El optimismo perpetuo es un multiplicador de fuerzas”
– Colin Powell –
Francisco García Cerrato
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