¿Cómo podemos enfrentarnos a la depresión y a la frustración? Cuando la persona se sumerge en ese estado, lo que está declarando es su rendición temporal en la lucha por encontrar empleo, por sentirse realizado, por ser feliz. Un muro que parece impenetrable y que muestra la nula esperanza de futuro.
Recuerda siempre que no es más importante lo que sucede realmente, sino cómo lo interpretamos. Nuestros pensamiento a veces nos traicionan y empiezan a surgir las ideas de “tirar la toalla – abandonar – rendirse – “no puedo…”
El antídoto, es la superación, la capacidad de saber que todo problema tiene una solución y que no hay mal que cien años dure. Lo importante es ser consciente de que todo pasa, pero hay que luchar y automotivarse – “encontraré la manera…”
VICTOR FRANKI, psiquiatra judío, permaneció cinco años en el campo nazi de exterminio Auschwitz durante la Segunda Guerra Mundial. Durante su estadía allí se prometió tres cosas:
- Voy a sobrevivir: mientras esté en mis manos, nunca atentaré contra mí mismo.
- Voy a ayudar, a quien lo necesite le daré apoyo.
- Voy a aprender.
El aprendizaje de Frankl está basado en la capacidad que poseemos los individuos de poder «generar una cita positiva con el futuro», a pesar de estar atravesando por momentos de gran incertidumbre y enorme dolor. La forma como el individuo piensa sobre las causas de los eventos que le suceden es factor importante y crucial en la manera como enfrenta los eventos que la vida ofrece. Si el pensamiento es desesperanzado, eso será lo que estará a nuestro alcance y viceversa.
Los individuos optimistas y tenaces que confrontan eventos adversos piensan en términos temporales (¡esto pasará!) y definen estos eventos negativos como específicos (¡esto se puede contener!). Son capaces de responsabilizarse por lo ocurrido, juzgando sus acciones, no sus personalidades y diseñar estrategias para solventar las dificultades. Los pesimistas tienen la tendencia a ceder más rápido y a deprimirse más a menudo.
La diferencia es obvia y su resultado en nuestra mente y salud también. Ambas personalidades se enfrentan a un mismo futuro con una gran diferencia, su actitud. Es hora de que encuentres al optimista que llevas dentro. La perseverancia, ese motor interior que impulsa a seguir adelante y el autocontrol para mantener a raya el desánimo y la pereza. Finalmente habrán de llevar en el botiquín píldoras de resiliencia, la capacidad de levantarse y rehacerse cuando las cosas se tuercen.
Coge la vida con pasión y energía, empieza a cambiar tus hábitos hacia una alimentación sana, haz deporte semanalmente, cambia expresiones negativas de tu lenguaje por expresiones positivas,… todo puede aportarte mayor equilibrio y buenas sensaciones. Ser optimista también significa ser flexible, flexible ante los cambios o baches del camino, lo que nos hace seguir adelante a pesar de todo y ser capaces de sacar fuerzas e incluso de extraer beneficio de lo sucedido. Enfréntate al futuro con actitud positiva.
Con el tiempo nuestro aprendizaje y el cambio de hábitos nos llevarán a obtener una mayor resistencia y una gran capacidad para enfrentarnos a nuestros problemas.
Michael Jordan es un magnífico ejemplo de que el espíritu de superación se puede aprender. «He fallado más de 9.000 tiros en mi carrera. He perdido casi 300 partidos. En 26 ocasiones me dieron la confianza para hacer el tiro del triunfo y fallé. He fallado una y otra vez en mi vida. Y por eso he triunfado», ha afirmado el considerado como el mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos, ese al que rechazaron en el equipo de su escuela.
La experta mundial Ángela Duckworth definió la determinación como «la pasión y la perseverancia para alcanzar metas a largo plazo». Es el trabajo duro y mejorado día a día para conseguir hacer realidad los sueños. Esta fortaleza marca la diferencia entre las personas que tienen éxito y las que no por encima del talento, inteligencia, estudios académicos, aptitud física o dotes de liderazgo. Elige tu meta. Concéntrate en el proceso. Respira profundamente varias veces y recuerda tu objetivo y recita una declaración de poder como «soy capaz de alcanzar mi meta».
La siguiente piedra del camino será la distracción, el antídoto es visualizar una y otra vez con todo lujo de detalles tu objetivo y verte ya ganador. Cuando te distraigas recupera tu imagen y recuerda tu misión. Usa el optimismo. Planifica tu meta centrado en las soluciones.
Desarrolla los procesos lentos de la mente como la reflexión: basta moverte o hablar despacio durante unos minutos mientras respiras lentamente, es una forma de meditación. La determinación es el andamiaje que facilita la genialidad. Tu tenacidad juega un papel importante en tu vida, haz de ella tu principal arma para conseguir tus objetivos, tu sueños.
Nunca te rindas! tu actitud te hará grande.
“Soy un optimista. No merece la pena ser cualquier otra cosa”
-Winston Churchill –
Francisco García Cerrato
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