¿Por qué tenemos miedo al fracaso? ¿Por qué muchas veces tenemos pánico a tomar decisiones?
El miedo al fracaso se define como la sensación de angustia provocada por la presencia de un peligro real o imaginario. Es un sentimiento de desconfianza que impulsa a creer que no conseguirá los objetivos o las metas pensadas o planificadas. Es un miedo cultural para muchos, que paraliza para tantos otros y que es necesario para avanzar para algunos más.
El miedo al fracaso, hace que las personas prefieran no intentar lograr un sueño o un deseo antes que fracasar. El temor al fracaso nos incapacita emocionalmente y bloquea nuestra capacidad de tomar decisiones, de vivir.
ÉXITO VS FRACASO
¿Qué es el fracaso? ¿Qué es el éxito? ¿Tiene que ver todo esto con los valores sociales, culturales y con la presión social, con la presión de los grupos de referencia?
Se define fracaso como el resultado adverso en una cosa que se esperaba sucediese bien. El término fracaso proviene del verbo fracasar. Éste, a su vez, hace referencia a la frustración y al resultado adverso.
El éxito y el fracaso, son consustanciales con la vida y con los procesos de aprendizaje, y obviamente tienen consideraciones muy diferentes en función del país o cultura de referencia. El valor emocional que le atribuimos a estos resultados, no dejan de ser valoraciones subjetivas que requieren de un contexto que le dé significado.
Realmente el verdadero fracaso es no intentar conseguir nuestros sueños, nuestros objetivos. La presión social y del grupo condiciona nuestra conducta.
Existen diferentes causas por las que las personas quieran evitar un resultado adverso no intentando ninguna acción, a saber, el miedo a intentarlo y pensar que no va a conseguir los resultados esperados genera un sentimiento anticipatorio de sufrimiento emocional.
La presión social condiciona nuestra conducta. Muchas veces nos influye mucho más el “qué dirán” o “qué pensarán” en la capacidad de toma de decisiones que las consecuencias reales negativas o positivas derivadas del intento hacia la acción.
A menudo asociamos “fracaso” a “rechazo social”, y esto no es cierto. Estas atribuciones erróneas son las que condicionan nuestra conducta. La confianza en uno mismo, la autoestima y la capacidad críticas determinan cómo influye la presión individual en las personas.
Las personas independientes son menos influenciables por las referencias sociales a la vez que más efectivas y menos dependientes a la hora de tomar decisiones y asumir la posibilidad de fracasar. Para las personas independientes, el fracaso no es más que un intento fallido hacia el éxito, hacia la consecución de una meta u objetivo.
El miedo al rechazo social, determina la capacidad de tomar decisiones. Hay que pensar que no tomar decisiones es una decisión de inmovilismo, que en muchos de los casos es incluso peor que tomar decisiones y cometer errores. Los errores generalmente sustentan la experiencia y el aprendizaje. No se trata de arriesgarse sin límites, toda decisión conlleva asociadas oportunidades y amenazas, lo mismo que ocurre cuando una persona no toma ninguna.
El valor de la persona, el desarrollo de la autoestima de la mejora en la capacidad de tomar decisiones, es más valiosa por su tenacidad, persistencia y audacia aunque nunca llegue al éxito que el inmovilismo y la falsa sensación de seguridad.
RESILENCIA, UN CONCEPTO LLENO DE SIGNIFICADO
Muchas veces conseguimos nuestros objetivos porque no sabíamos que eran imposibles.
El éxito y el fracaso son necesarios para desarrollar un repertorio eficiente de conductas que nos hagan realmente efectivos.
La experiencia, el conocimiento y sobre todo la actitud es lo que marca la diferencia. Hablamos de un concepto que conviene entender y saber que está en base de nuestra conducta, la resiliencia.
La definición de la Real Academia Española de la Lengua es la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas, pero en psicología añadimos algo más al concepto de resiliencia: no sólo gracias a ella somos capaces de afrontar las crisis o situaciones potencialmente traumáticas , sino que también podemos salir fortalecidos de ellas. La resiliencia implica reestructurar nuestros recursos psicológicos en función de las nuevas circunstancias y de nuestras necesidades.
De esta manera, las personas resilientes no solo son capaces de sobreponerse a las adversidades que les ha tocado vivir, sino que van un paso más allá y utilizan esas situaciones para crecer y desarrollar al máximo su potencial. Para las personas resilientes no existe una vida dura, sino momentos difíciles, y siempre la oportunidad de con un buen foco, constancia y una actitud positiva conseguir los objetivos, las metas marcadas.
El miedo al fracaso es algo que inventamos nosotros, al que le damos significado y en la medida que lo dominemos los superaremos, y donde todos ven una amenaza encontraremos oportunidades.
El saber contextualizar la situación, el abstraerse emocionalmente es fundamental para desarrollar la capacidad analítica y entender la situación o lo que sin muchas veces serlo, lo convertimos en un problema. Esta emoción de miedo dispara en nosotros un estado de estrés anticipatorio que bloquea la capacidad de análisis y de definición de estrategia efectivas de respuesta.
Conviene saber, que los pensamientos se pueden detener, se pueden aparcar y quitarle ese conjunto de emociones que los envuelven. Para ello, aunque entiendo que no es fácil conviene que nuestras acciones y pensamiento respondan a una metodología efectiva, a saber:
- Análisis exhaustivo de la situación: pros, contras, ventajas e inconvenientes.
- Elección de las mejores alternativas y evaluación de la decisión final y plan B o plan alternativo.
- Planificación de la acción. Tener un plan nos ayuda a seguir un camino y tener una estrategia para afrontar una situación, por compleja que sea.
- Ser realista y fijar un objetivo simple, alcanzable. No debemos aspirar a pasar del cero al cien. Las prisas no son buenas consejeras. El conseguir pequeñas metas nos va a servir de entrenamiento para mejorar hacia metas más ambiciosas.
- Mantener una actitud positiva, constructiva y de focalización en los objetivos que perseguimos. La constancia y la actitud son el 80% de nuestro resultado.
- Interiorizar que no existe el fracaso, simplemente desviaciones sobre los objetivos. Si somos capaces de no contaminar de emociones negativas ni pensamientos negativos focalizaremos nuestra conducta con mayor eficacia.
- Importante, cuando tengas pequeños éxitos o aproximaciones al éxito verbalízalos de forma positiva, con una actitud positiva en todo momento. Esto forma parte de la automotivación, del cambio de hábitos y de la autoeficacia. Te hará mejorar la autoestima y será la mejor forma de reforzar el aprendizaje.
Una disposición orientada hacia los resultados, asumiendo que no somos perfectos y conscientes de nuestras potencialidades y limitaciones, nos hará fuertes, resilentes. El autoconocimiento es un arma muy poderosa para enfrentar las adversidades y los retos.
Es importante ser realista, confían en sus capacidades. Las dificultades y los problemas son la gran oportunidad para aprender y fortalecer nuestra autoestima.
Intentar objetivar la realidad nos ayudará a eliminar las connotaciones negativas vinculadas al éxito y al fracaso. Objetivar, ser optimista, mantener una actitud positiva, ser constante y no salirse de los planes, nos ayudará a dominar la situación. No queramos controlar la situación, pero sí navegar alrededor de la realidad y de la situación.
Ser flexibles, tenaces, constantes e incluso afrontar con humor la adversidad nos ayudará a cambiar nuestra forma de vivir y de tener un pensamiento saludable, efectivo.
El apoyo social es fundamental aunque no imprescindible, al igual que lo es el apoyo de profesionales de la psicología, ¿por qué no? Muchas veces suponemos y suponemos mal. Buscar una buena compañía de viaje o un buen consejero nos puede hacer ver que la realidad y las situaciones se pueden afrontar de cientos de formas diferentes, y ahí está el éxito, en descubrir que la realidad y a lo que nosotros llamamos problemas otros llaman oportunidades.
“La gente exitosa no le teme al fracaso pero entiende que para aprender y crecer es necesario partir de ahí”
Robert Kiyosaki
Francisco García Cerrato
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