Incompetencia y falso consenso. ¿Quién no se ha encontrado con un Director General que es un auténtico experto en generar conflicto, promesas que nunca se cumplen y que siempre encuentra la explicación en un tercero? ¿Quién no se ha encontrado a un grupo de fieles seguidores que lo ensalzan y reciben las mismas alabanzas y un buen masaje de su ego a cambio de seguirlo? ¿Quién no se ha encontrado en su vida profesional a un terrorista organizativo?
¿Cómo se construye una realidad paralela en las organizaciones?
Este comportamiento espontáneo y automatizado, se debe a un mecanismo de defensa que sirve para aumentar la confianza y valoración positiva en uno mismo, permitiendo obtener cierto equilibrio psicológico individual y del grupo.
Es bastante común que ante tal algarabía de promesas y cumplidos, decidamos estar con personas que comparten nuestros gustos y opiniones que se refuerzan puesto que mediante el consenso común de un pequeño grupo; se tiende a la generalización del resto de personas.
A este efecto, se le denomina “efecto del falso consenso” y se basa en la tendencia de las personas a proyectar su forma de pensar en otras personas, creyendo que otras personas piensan de la misma manera que ellas.
Esta falacia lógica puede involucrar a un grupo o a un individuo que asume que su conjunto de opiniones, creencias e impresiones propias son más predominantes entre el la globalidad que lo que realmente son.
Son sesgos cognitivos, perceptivos y motivacionales que llevan al colectivo a interpretar la realidad de una forma particular excluyendo cualquier dato o variable objetiva que afecte a ese consenso colectivo que se ha creado alrededor de, muy probablemente del interés particular de quien lidera dicha línea de pensamiento.
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Falacias colectivas e incompetencia sobrevenida
Si esto no es poco y reflexionando sobre “El principio de Peter” o principio de incompetencia basado en el estudio de la ejecución en los puestos de trabajo y niveles jerárquicos, en donde se afirma que las personas que realizan bien su trabajo son promocionadas a puestos de mayor responsabilidad, a tal punto que llegan a un puesto en el que no pueden formular ni siquiera los objetivos de un trabajo, y alcanzan su máximo nivel de incompetencia.
Peligrosa situación cuando un “líder mesiánico” consigue aglutinar a través de las promesas, la comunicación insistente y persistente que convierte la falsedad en veracidad incontestable a ese grupo de “aspirantes a no sé qué” y que siempre soñaron ser algo en la vida, entre sus amigos y familia.
Este es el principio del fin, en donde el antiguos competentes van a pasar a ser promocionados a la incompetencia absoluta. Triste pero cierto.
¿Quién no conoce a un programador que más o menos era un programador que resolvía con sus limitaciones y lo asciende a Director de una empresa y la hunde? ¿Quién no conoce a un Director General que nunca cumple con sus objetivos porque la “culpa” de los demás? Estos y muchos casos son un ejemplo de terroristas organizativos, teóricos profesionales que destruyen las organizaciones.
¿Cómo son y cómo se muestran?
Existen infinidad de estudios que muestran claramente que la mayoría de los sujetos piensan que los demás harían lo mismo que ellos. Esto confirma el fenómeno del efecto del falso consenso, en virtud del cual una persona piensa que otras personas piensan como ella cuando en realidad la mayoría de las veces no lo hacen.
Por otro lado los sujetos que se enfrentan a opiniones diferentes, hacen predicciones extremas sobre las personalidades de aquellos que no compartieron su elección.
El fenómeno del efecto del falso consenso valida el hecho de que las personas tienen la tendencia a juzgar cómo toman decisiones los demás en base a cómo las tomarían ellas mismas. Y si las otras personas deciden lo contrario, las ven como defectuosos o inaceptables.
Su conducta habitual la podríamos situar en:
- Comunicar permanente e insistentemente una idea al grupo hasta la saciedad.
- Buscan seguidores que apoyen su idea.
- Refuerzan e implican personalmente a estos en el proyecto del consenso.
- Desacreditan personalmente a quien propone cualquier idea contraria a la que se quiere imponer.
- Cualquier éxito se lo atribuyen y cualquier fracaso lo justifican en las personas que no comparten sus ideas.
- No asumen ninguna responsabilidad.
- No asumen ningún riesgo.
- Contribuyen o actúan para que se incumplan o fracasen quienes no piensan como ellos o no se suman al consenso.
- Exponen a su “seguidores” al fracaso no teniendo ningún inconveniente en sacrificarlos en cualquier momento o circunstancia.
- Son déspotas y egoístas.
- Buscan refuerzo social en redes sociales y personas que, obviamente no participan de esa realidad.
- No les importa la empresa u organización a la que representan. Sus decisiones únicamente tienen como fin el auto enriquecimiento o aprovechamiento del éxito con independencia de que se traspase la propia legalidad.
- No son leales, ni éticos, ni tienen valores reales.
- Son generadores de conflicto y de disputas entre terceros en beneficio propio o de sus fines.
- Buscan a terceros para ejecutar sus planes e implicarlos ineludiblemente.
Estas son algunas de las características de estos terroristas organizativos, lo líderes que dibujan las líneas del falso consenso y la incompetencia.
Incompetentes profesionales como Directores del fracaso corporativo
Falso consenso e incompetencia, el augurio del fin. ¿Cómo escapar a esta situación? Complicado si no tienes capacidad de tomar decisiones de alto nivel o de si la organización no tiene esa capacidad.
El Principio de Peter fue deducido del análisis de cientos de casos de incompetencia en las organizaciones y da explicación a los casos de acumulación de personal, según el cual el incremento de personal se hace para poner remedio a la incompetencia de los superiores jerárquicos y tiene como finalidad última mejorar la eficiencia de la organización, hasta que el proceso de ascenso eleve a los recién llegados a sus niveles de incompetencia.
Como corolario de su famoso principio, Laurence J. Peter deduce los dos siguientes:
- Con el tiempo, todo puesto tiende a ser ocupado por un empleado que es incompetente para desempeñar sus obligaciones.
- El trabajo es realizado por aquellos empleados que no han alcanzado todavía su nivel de incompetencia.
Obviamente el principio del fin, sobre estructuras argumentadas en la incompetencia e incapacidad profesional.
No cabe duda que un incompetente necesita de competentes para ocultar su mediocridad e incompetencia. No cabe duda, de que los manipuladores organizativos son auténticos terroristas organizativos.
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Una reflexión sobre estas cuestiones se hace necesario para identificar, evitar y anticiparnos a estos sujetos y grupos desleales, manipuladores y que destruyen o ponen en grave peligro las organizaciones, aunque en la mayoría de los casos, la implacable realidad pone a cada uno donde se merece.
Pensemos en positivo, pensemos en crecer con nuestra capacidad, inteligencia, con lealtad y con criterio. Espero que te guste…
“Se mide la inteligencia de un individuo por la cantidad de incertidumbres que es capaz de soportar.”
– Immanuel Kant-
Francisco García Cerrato
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